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Maria Magdalena
El enigma de la transformación.
Mi punto de Vista
Somos
seres espirituales que tienen una experiencia humana, no solo primates
humanos, con "mentes de mono" que tienen experiencias espirituales. Hay
una diferencia entre estas dos perspectivas, y no son solo semánticas.
Con
el término "espiritual" me refiero simplemente a algún aspecto de la
conciencia que es trascendente para el tiempo, el lugar y las
circunstancias.
Hay una parte de nosotros que no es local y que
está más allá del tumulto del mundo. Hay una parte de nosotros que puede
aportar una sensación de libertad que sobrepasa toda comprensión,
porque sus orígenes están más allá de nuestra identidad y lucha humana
localizada.
La forma en que se toma contacto con este aspecto
propio no local es una cuestión fundamental. Cada uno de nosotros debe
encontrar su propio camino.
Algunos de nosotros lo hallaremos a
través de varias tradiciones espirituales, y otros lo encontraremos sin
la ayuda y sin las limitaciones de estas tradiciones al debatirnos con
nuestra existencia humana a través de la investigación directa.
No es
una tarea fácil, y se hace más difícil, creo, por el hecho de que
colectiva e individualmente tenemos que enfrentar a nuestras sombras.
Con
la palabra sombra me refiero a nuestro material emocional no
reconocido, la parte oscura del bajo vientre de nuestra identidad. Este
es el lugar del odio a uno mismo, la violencia y la autodestrucción.
Es un lugar al que no van los débiles de corazón, y muchos de los que nos identificamos a nosotros mismos como personas espirituales haremos cualquier cosa por evitarlo.
Pero lo hacemos corriendo un gran riesgo.
Poco
antes de su muerte, el psiquiatra suizo Carl Jung, dijo, que, la humanidad
debe aceptar su sombra colectiva, o, ser destruida por ella.
Viendo
lo que está sucediendo en el mundo hoy en día, diría que la humanidad
ha fracasado en esta tarea.
Pero, de nuevo, no somos los únicos culpables de esto.
Mucha de la responsabilidad de evitar este difícil y
oscuro territorio recae directamente sobre los hombros de la religión,
así como sobre muchas de nuestras tradiciones espirituales, incluyendo
definitivamente la Nueva Era.
Esto me lleva inexorablemente de
vuelta a Magdalena y su perspectiva única.
Este ser no rehúye el material oscuro sin dueño.
Lo desentierra, y, lo lleva a la luz de la conciencia.
Y lo hace, con una elocuente franqueza, que, personalmente,
encuentro refrescante.
Así que, vuelvo a su comentario, que ya he
citado antes...
"La verdadera transformación no requiere de esperanza, y,
se mueve, incluso en la desesperación."
Ustedes, y yo, así como el
mundo entero,
estamos atrapados en una vorágine global.
Estamos siendo
testigos de la agonía de un viejo mundo, y el nacimiento de uno nuevo,
pero, sólo el tiempo dirá si vale la pena vivir en este nuevo mundo, o no.
Esta incertidumbre nos deja en una
posición emocional precaria.
Encontrar
nuestro camino a través de la matanza de nuestra civilización mientras
se transforma en algo nuevo no es fácil.
Y a lo largo del camino, muchos
de nosotros podemos caer en el lado oscuro de la desesperanza, y la
desesperación, cuando miramos el mundo que nos rodea.
La paradoja
dentro de su afirmación es que la verdadera (es decir, la auténtica)
transformación, se mueve (o se despliega) incluso en la desesperación.
¿Cómo puede ser cierto?
¿No es la desesperación
el punto final de la
desesperanza?
Sí y no, en mi opinión.
Si se consiente la
desesperación sin ninguna otra fuerza que la contrarreste en la psique,
entonces, sí puede ser fácilmente el punto final.
Pero, si nosotros
(es decir, ustedes y yo) podemos encontrar una manera de experimentar
nuestros seres trascendentes, o, al menos, nuestra naturaleza más
ingeniosa, entonces, no estaremos limitados, o definidos por el tiempo, el
lugar y las circunstancias.
Para algunos de nosotros, este tipo
de libertad se generará a través del arte de la trascendencia, mediante
algún tipo de tradición espiritual.
Algunos de nosotros la descubriremos
a través de nuevas formas de percepción y expresión creativas que
tienen poco que ver con lo que otros podrían considerar "espiritual" en
absoluto.
Pero, en mi opinión, no es tan importante cómo se
consigue un sentido renovado de nosotros mismos en tanto lo consigamos.
Sin el tipo de renovación que surge del pozo interior de la auténtica
espiritualidad y/o de la percepción profunda y creativa, creo que nos
quedaremos mal equipados para hacer frente -mucho menos para
transformar- el caos que ha engullido el mundo.
Pero echemos otro último vistazo al enigmático comentario de Magdalena sobre la transformación y la desesperación.
A
medida que cada uno de nosotros vive el proceso de transformación que
es nuestra propia vida, inevitablemente se cruza con la transformación
más grande que está atravesando el mundo.
Y debido a que estamos pagando
colectivamente el precio de las sombras sin dueño, de vez en cuando
podemos caer presa de los sombríos sentimientos de la desesperanza y la
desesperación.
Si esto ocurriera para ustedes, como ha ocurrido
para mí, creo que sería mejor ver estas difíciles emociones como un
llamado a la presencia en lugar de un signo de fracaso.
La desesperanza y la desesperación pueden ser ciertamente, aunque no necesariamente, una señal de que todo ha terminado.
Y al igual que la llamada de las sirenas de la antigua mitología griega que atrajo a los marineros a su fin, podemos ser fácilmente seducidos si somos vulnerables a tales sentimientos.
Después de todo, cualquiera que haya entrado realmente en
los oscuros mares de la desesperanza y la desesperación sabe que estos
sentimientos pueden tener una extraña cualidad seductora.
Pero
sólo porque algo surge dentro de nosotros, o alrededor de nosotros, no
significa que tengamos que aceptarlo.
Mi consejo es que trasciendan esos momentos sombríos, si es que surgen, a través de una potente introspección espiritual y/o a través de una osada creatividad, lo que significa el acto de hacer algo radicalmente diferente a lo que están acostumbrados.
Lo que esa acción pueda ser depende de ustedes.
El
verdadero discernimiento espiritual y la profunda creatividad pueden
cambiar todo lo que la mente percibe, incluyendo las emociones humanas
más sombrías y difíciles de redimir: la desesperación.
"La verdadera transformación no requiere
de esperanza y se mueve incluso en la desesperación."
María Magdalena
por Tom Kenyon
http://tomkenyon.com
Traducción: Susana Peralta
El
material traducido al español de Tom Kenyon lo pueden descargar en
archivos Word en el sitio creado para el en
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
ANTERIOR Maria Magdalena - Mantener la calma y concentrarse en el resultado final.
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