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Annie Besant
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La mónada en evolución.
Quizás pueda obtener
el estudiante un concepto algo más definido de Atma-Buddhi, si considera
sus funciones como Mónada en evolución. Ahora bien; Atma-Buddhi es
idéntica al Alma suprema universal que es un aspecto de la "Raíz
desconocida", de la existencia una.
Cuando la manifestación
principia, la Mónada "desciende dentro de la materia", para impulsar y
forzar la evolución (véase. Doctrina Secreta, Vol. II); es, por decirlo
así, la fuente primordial de toda la evolución, la fuerza impulsiva que
está en la raíz de todas las cosas. Todos los principios que hemos
estudiado, son meros" aspectos diferenciados" de Atma, la realidad una,
manifestándose en nuestro Universo; está en cada átomo, es "la raíz de
cada átomo como individualidad, y cada forma como colectividad", siendo
todos los principios en su fundamento Atma en diferentes planos. Los
estados de su evolución están expuestos con toda claridad en Cinco Años
de Teosofía, págs. 273 y siguientes. Allí se nos enseña cómo pasa por
los estados llamados elementales, "centros de fuerzas nacientes", y
llega al del mineral; de éste pasa por el del vegetal, luego por el del
animal y después por el del hombre, vivificando todos los átomos, siendo
estos átomos, como si dijéramos, su cuerpo de manifestación, su
envoltura exterior densificada, para funcionar en los planos inferiores.
La
Doctrina Secreta expone el muy conocido aforismo cabalístico, que dice :
Una piedra se convierte en una planta; una planta en animal; el animal
en un hombre; el hombre en un espíritu y el espíritu en un Dios. La
“chispa" anima todos los reinos por turno, antes de entrar en el hombre
divino e informarlo; entre el cual y su predecesor, el hombre animal,
existe una inmensa diferencia... La Mónada.... es en primer término
lanzada por la ley de evolución en la forma inferior de la materia, el
mineral. Después de una séptuple vuelta dentro de la piedra (o lo que ha
de ser mineral y piedra en la cuarta Ronda) trepa al salir de ella como
el liquen.
Pasa después por todas las formas de la materia
vegetal, hasta llegar a la llamada materia animal; entonces alcanza el
punto en que se convierte en el germen, por decirlo así, del animal, que
llegará a su debido tiempo a ser el hombre físico.
Así la
Mónada Atma-Buddhi vivifica todas las partes y reinos de la Naturaleza,
constituyendo en un todo palpitante a cuanto tiene instinto de vida y
conciencia. El Ocultismo no admite nada inorgánico en el Cosmos. La
expresión "sustancia inorgánica" empleada por la Ciencia, quiere decir
que la vida latente que está adormecida en las moléculas de la llamada
"materia inerte" es incognoscible. Todo es vida, aun cada átomo del
polvo mineral es una vida, aunque por encima de nuestra inteligencia y
percepción, pues está fuera de la esfera de las leyes conocidas por los
que rechazan el Ocultismo. (Doctrina Secreta, Vol. I) Dice también:
"Todo lo que en el Universo existe, en todos sus reinos, es consciente:
esto es, está dotado de una conciencia que le es peculiar en su propio
plano de percepción. Nosotros los hombres debemos considerar que no
porque no percibamos signo alguno de conciencia en ciertas cosas, como
por ejemplo, en la piedra, tenemos derecho a decir que no existe allí
conciencia alguna. No existe lo que se llama materia "muerta" o "ciega",
puesto que no existe ley alguna "ciega" a "inconsciente".
¡Cuántos
grandes poetas con la sublime intuición del genio, han presentido esta
gran verdad! Para ellos toda la Naturaleza late con vida; ven vida y
amor en todas partes; así en los soles y planetas como en los granos de
polvo, en las crujientes hojas y en las entreabiertas flores, en los
bullidores insectos y en los reptiles que se deslizan. Cada forma es
manifestación de la Vida una en el grado que es capaz de expresar; y
¿quién es el hombre para despreciar las manifestaciones más limitadas,
si se compara, como expresión de vida, no con las formas que le son
inferiores, sino con las posibilidades de expresión que sobre él se
ciernen en la infinitas alturas del ser y a las que puede comprender
menos que la piedra lo comprende a él? El estudiante verá en seguida que
tenemos que considerar esta fuerza que existe en el centro de la
evolución, como esencialmente una. No existe en el Universo sino un
Atma-Buddhi, el Alma universal presente en todas partes, inmanente en
todo, la suprema y única energía de la que son solamente formas variadas
todas las energías o fuerzas que se diferencian. Así como los rayos del
sol son luz, calor o electricidad, según sean las condiciones en que se
encuentren, así es Atma todo energía, diferenciándose en distintos
planos. "Como. abstracción la llamamos la Vida una; como realidad
objetiva y evidente, la llamamos una escala septenaria de manifestación
que principia en el peldaño más elevado con causalidad desconocida, y
termina coma mente omnipresente en cada átomo de materia." (Doctrina
Secreta, Vol. I, pág. 139).
Su marcha evolutiva está claramente
delineada en la Doctrina Secreta, y como los estudiantes caen a menudo
en confusiones a propósito de esta unidad de la Mónada, añado la
siguiente declaración. El asunto. es difícil, pero creo que no puede ser
más claramente expuesto que en las líneas que la contienen:
"Ahora
bien; la esencia manádica o cósmica (si se nos permite el término)
mineral, vegetal y animal, aunque la misma en todas las series, de
ciclos desde el reino elemental inferior hasta el del Deva, difiere, sin
embargo, en la escala de progresión. Sería muy erróneo imaginarse una
mónada haciendo su camino, como entidad separada, por un sendero
peculiar a través de los distintos reinos inferiores, para venir a
convertirse, después de una serie incalculable de transformaciones, en
un ser humano; en una palabra, suponer que la Mónada de un Humboldt
proceda de la Mónada de un átomo de arcilla. En lugar de decir una
"Mónada mineral" la frase más correcta en la ciencia física que
diferencia cada átomo, sería llamada "la Mónada manifestándose en la
forma de Prakriti, denominada reino mineral". El átomo, según se
representa en las hipótesis científicas ordinarias, no es una partícula
de algo animado por un algo psíquico destinado después de edades sin
cuento a florecer como hombre; sino que es una manifestación concreta de
la energía universal, que no ha llegado aún a individualizarse; es una
manifestación consecutiva de la Mónada universal una.
El océano
(de materia) no se divide en sus gotas constituyentes y potenciales
hasta que el impulso de vida llega al estado de producir el hombre. La
tendencia hacia la separación en mónadas individuales es gradual; en los
animales más avanzados casi llega a este punto. Los peripatéticos
aplican la palabra mónada a todo el Cosmos, en el sentido panteístico y
los ocultistas, a la vez que aceptan este pensamiento por razón de
conveniencia, distinguen los estados progresivos de la evolución de lo
concreto a lo abstracto, por medio de términos tales como Mónada
mineral, vegetal animal, etc. El término sólo significa que la oleada de
evolución espiritual está pasando por aquel arco del circuito. La
"esencia monádica" comienza a diferenciarse de un modo imperfecto como
conciencia individual en el reino vegetal. Como las mónadas no son cosas
compuestas, según lo define correctamente Leibnitz, la esencia
espiritual es lo que las vivifica en sus grados de diferenciación, lo
que propiamente constituye la Mónada y no la agregación atómica que es
sólo el vehículo y la sustancia por medio de la cual penetran los grados
de inteligencia inferiores y superiores." (Vol. I, págs. 178-179.)
El
estudiante que lea y medite este pasaje, se ahorrará muchas confusiones
para el porvenir, a costa de una pequeña molestia en el presente. En
primer término tiene que comprender con claridad que la Mónada, esto es,
"la esencia espiritual" a la que únicamente puede aplicarse con
estricta exactitud el término mónada, es una en todo el Universo; que
Atma-Buddhi no es tuyo ni mío, ni propiedad de nadie en particular, sino
la esencia espiritual que a todo comunica energía. Del mismo modo la
electricidad es una en todo el mundo, aunque pueda hallarse en actividad
en tu máquina o en la mía, y ni tú ni yo podemos distinguirla,
llamándola nuestra electricidad. Pero, y aquí nace la confusión, cuando
Atma-
Buddhi manifiesta su energía en el hombre en quien el Manas
es activo como fuerza individualizadora, se habla de él a menudo como
si la agregación atómica fuese una mónada separada, y entonces nos
resultan "mónadas" como el pasaje anterior. Esta libertad de usar de la
palabra no conducirá a error, si el estudiante recuerda que el proceso
individualizador no está en el plano espiritual sino que Atma-Buddhi,
como visto a través de Manas, parece participar de la individualidad de
este último. Es como si se tomasen varios pedazos de cristal de
distintos colores y se mirase el sol con ellos, se vería un sol
encarnado, otro azul, otro amarillo y así sucesivamente, y, sin embargo,
no existe más que un sol único brillando sobre nosotros, alterado por
el medio a través del cual se le mira. Así, pues, en vez de la frase que
oímos a menudo de "mónadas humanas", debería decirse "la Mónada
manifestándose en el reino humano"; pero esta exactitud algo pedantesca
serviría probablemente sólo para confundir a mucha gente y no
conduciría, seguramente, a error la frase popular que se emplea, cuando
se ha comprendido el principio de unidad del plano espiritual, del mismo
modo que no formamos un concepto falso al hablar de la salida del sol.
La Mónada espiritual es una, universal, infinita e indivisible, y sus
rayos, forman lo que en nuestra ignorancia llamamos las "mónadas
individuales de los hombres". (Doctrina Secreta, Vol. I)
Muy
hermosa y poética es esta unidad en la variedad, expuesta en uno de los
catecismos ocultos, en el que el Guru pregunta al Chela:
"Levanta tu cabeza ¡oh Lanu! ¿Ves una o ves infinitas luces sobre ti, brillando en el oscuro cielo de la media noche?
"Yo siento una llama, ¡oh Gurudeva!; veo innumerables chispas no desprendidas, que arden en ella.
"Dices
bien. Y ahora mira a tu alrededor y dentro de ti mismo. Esa luz que en
ti arde ¿sientes tú si difiere de algún modo de la luz que brilla en los
demás hombres, tus hermanos?
-No difiere en lo más mínimo,
aunque el prisionero está sujeto a esclavitud por Karma, y aunque sus
vestiduras engañan al ignorante y le hacen decir "tu alma" y "mi alma".
No
habrá ahora gran dificultad en comprender los grados de la evolución
humana; la Mónada que, como hemos visto, se ha abierto un camino, llega
al punto en el que la forma humana puede ser construida en la tierra;
entonces se desarrolla un cuerpo astral con su copia física, se adquiere
a Prana, el gran océano de vida, se desenvuelve Kama, y todos estos
principios que constituyen el cuaternario inferior, son cobijados por la
Mónada, fortalecidos por ella, impulsados hacia adelante, hacia una
creciente y continua perfección de forma y capacidad, para manifestar
las energías superiores en la Naturaleza. Este era un animal, un hombre
físico evolucionado a través de dos razas y media. Entonces en el punto
medio ya alcanzado, esto es, en la mitad de la tercera raza, los
Manasaputra, los inmortales pensadores entraron en las viviendas así
preparadas para ellos y formaron el puente entre el hombre animal. y el
espíritu, entre el cuaternario evolucionado y Atma-Buddhi que le cobija,
para principiar el largo ciclo de reencarnaciones del que debe resultar
el hombre perfecto.
El "desarrollo monádico o la evolución de la
Mónada, desde el reino animal hasta el humano, continuó a través de la
tercera raza hasta la mitad de la cuarta, recibiendo la población humana
continuamente nuevos reclutas, en cada uno de los cuales se encarnaba
uno de los Manasaputras; estas primeras encarnaciones han tenido así
lugar desde la segunda mitad de la tercera raza hasta la primera de la
cuarta. Después de ésta, "que es el punto central de vuelta" en este
ciclo de evolución, ninguna Mónada más puede entrar en el reino humano;
la puerta quedó cerrada en este ciclo. (Doctrina Secreta, Volumen I).
Desde
entonces la reencarnación ha sido el método seguido para la evolución,
reemplazando esta reencarnación individual del pensador inmortal en
conjunción con Atma-Buddhi a la colectiva estancia de éste en las formas
inferiores de esta materia.
Según las enseñanzas teosóficas, la
humanidad ha llegado ya a la quinta raza, y ahora estamos en la quinta
subraza de ésta, teniendo que pasar el género humano en este globo por
el complemento de la quinta raza y por el nacimiento, madurez y
decadencia de la sexta y séptima. Pero durante todas las edades
necesarias para esta evolución, no habrá aumento en el número total de
los egos que se reencarnan; solamente una pequeña porción de éstos se
reencarnan a un tiempo en nuestro globo, de manera que la población
puede tener sus crecidas y mermas dentro de ambos límites. Se habrá
notado que cuando ha habido una despoblación local causada por una
mortalidad excepcional, tiene lugar una avalancha de nacimientos. Para
tales fluctuaciones hay espacio suficiente, teniendo en cuenta la
diferencia entre el número total de los egos que se reencarnan y el
número encarnado en una época dada.
Los siete principios del hombre.
(The Seven Principles of Man)
Theosophical Publishing Society, London, 1892
Annie Besant
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