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Emmanuel
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Temas de actualidad.
- La supervivencia del planeta, guerra, gobierno,
aborto, niños, Holocausto.
No
creáis ni por un momento que vuestro nacimiento es accidental, ni que
vuestro mundo es un revoltillo hecho a base de caos, y confusión.
Quizá
lo parezca, desde la perspectiva limitada de lo humano, pero, yo os
aseguro, que todo está en orden, y que, a su debido tiempo, la Obra de Dios
resultará clara a todo el mundo.
A medida que se levante el telón
y vuestra conciencia se expanda, veréis que vuestro planeta, es,
enteramente, una catedral de Luz dedicada a Dios.
Cada uno de vosotros empuña en su interior, el cetro de vuestro infinito poder.
- ¿Qué significan estos tiempos
tan turbulentos?
Tendéis a perder de vista el objeto de la vida.
¿Qué
mejor bagaje para la introspección, para la exploración de las propias
creencias, para seguir la propia luz, y, compartirla con los demás, que
hacerlo en momentos de crisis o peligro aparente?
Qué telón de fondo más maravilloso para la confrontación interior y el auto-crecimiento!
Hay
mucho que iluminar, cosas a las cuales dar esperanzas, y un sentido de
justificado orgullo en el proceso y progreso seguido por la humanidad.
Esa manía en pensar que la estupidez va a acabar conquistando el mundo, hace un flaco servicio al todo.
Ciertamente,
los actos de crueldad, la perversión, y la puerilidad, seguirán
existiendo mientras exista esta escuela vuestra, pero, no hay motivos
para creer que la humanidad consiste sólo en eso.
No os perdáis, pensando, que vuestro mundo es un lugar razonable.
Pues, desde luego, no tiene nada de razonable.
Es un reflejo de la lucha.
Por
supuesto que no es amable ni justo, ni lo será, hasta que uno mismo se
eleve hasta la conciencia que lleva en su interior, esa conciencia que
adora la amabilidad y la justicia.
- ¿Está nuestro planeta al borde de la destrucción?
No puede uno abandonar la escuela tan pronto.
Todavía no va a sonar el timbre.
No van a llegar esas vacaciones perpetuas que muchos andan buscando, cuando dicen: «Acabemos de una vez!»
El
hombre es todavía tan inmaduro, que se cree lo bastante poderoso, como para
borrar el mundo, aunque esa actitud tiene un sentido de megalomanía tal ,
que, raya en el infantilismo.
Esa inmadurez es la que le inclina hacia la falsa promesa de un poder absoluto impulsado por la negatividad.
En vuestro mundo no existe nada parecido al poder absoluto, ni siquiera de forma limitada.
Mirad hacia vuestro interior como si fuera el campo en el que acecha la satisfacción de un Armagedón.
Si
lo improcedente de semejante destrucción resulta obvio para todos los
habitantes de vuestro planeta, ¿por qué suponéis que fuera a resultar
menos improcedente y menos obvio a la Conciencia presente del Amor?
Se
os ha enseñado con demasiado rigor a pensar según vuestra ley terrenal,
que: si yo estoy irritado con vosotros, y vosotros lo estáis conmigo, lo
único que puede producirse es una lucha cruenta.
Aunque hay
quienes están deseando a toda costa llevar al mundo al borde de la
destrucción, y, aun más allá, incluso en el interior dc semejantes seres ,
existe la conciencia de la Luz, que busca la Luz.
Aunque la vía que uds siguen pueda parecer horrible, al fin y al cabo no es más que una vía.
Aunque,
por supuesto, no voy a deciros que la constante acumulación de armas
nucleares es maravillosa, sí os diría: «Queridos míos, confiad en la
sabiduría del universo, y, en cada uno de los seres que existen con
vosotros, en vuestro mundo humano.»
Si vosotros, que buscáis amor y
verdad, no sois capaces de elevaros por encima de esta confusión
ilusoria, ¿cómo van a poder recibir ayuda los que se hallan inmersos en
ella?
Sois vosotros, los que habéis alcanzado el poder gracias a
la fuerza de vuestro amor, de vuestro compromiso con la verdad, los que
conseguiréis la elevación de la conciencia de quienes sufren un miedo
tan grande que serían capaces de destruir el mundo entero antes que
reconocer su propio terror.
La vida no tiene por objeto protegerse unos de otros.
Hay una necesidad absoluta de aprender a amar.
Incluso
la contaminación de la tierra constituye un medio de aprender a
preocuparse por las cosas, y con ello, se logrará cambiar el curso de los
acontecimientos.
No os lavéis las manos de lo que está ocurriendo en la tierra.
Quedan muchos años buenos.
La raza humana no va a ser expulsada de la escuela por medio de un holocausto.
La vuelta al Hogar puede ser más agradable de lo que muchos se imaginan.
Pero, eso sí, llegará un tiempo ( la ciencia está en lo cierto ), en el que vuestro planeta se disolverá.
Pero, no será, mientras viváis vosotros.
Ahora bien, cuando todos hayáis terminado vuestro aprendizaje, la tierra podrá regresar al Hogar.
Volverá a la Luz.
¿No
os parece que para entonces ya se lo merecerá, después de habérsele
introducido tantas cosas, después de tanto martilleo, de tanta
extracción, tanta intoxicación?
¿No os parece que se merecerá un pequeño descanso, al igual que vosotros, después de una vida tan larga y tan útil?
Dejad que vuestra naturaleza física desaparezca cuando llegue el momento.
Se lo ha ganado.
Esa parte de la conciencia merece regresar a la Luz.
Lo mismo que vosotros.
Me gustaría comunicaros una serie de ideas acerca del equilibrio ecológico.
Quizá
resulten atractivas a muchos que ahora empiezan a tener conciencia de
sus propias aportaciones a la entidad llamada tierra y a los seres que
la habitan.
A muchos otros les parecerá que no hay demasiada
relación entre algunos de los temas que se discuten y el argumento,
terrenal en exceso, de la sustancia sobre la que caminan, el alimento
que toman o el aire que respiran.
Tal vez alguno de vosotros se
preguntará: «Pues bien, si soy un alma, y estoy aquí para aprender, ¿por
qué iban a interesarme las circunstancias que se daban antes de nacer yo,
y que, lo más probable, es que sigan dándose cuando haya abandonado este
mundo, por lo demás bastante maltrecho, y haya alcanzado otras regiones
de la conciencia bien distintas de ésta?»
La única respuesta que
cabe dar a semejante pregunta, es, que el mundo es un espejo, y que, cuanto
más limpiemos y pulamos su superficie, mejor podremos percibir la
imagen que de nosotros refleja.
Dado que el fin último de la
vida es descubrirse a sí mismo, convendréis conmigo, en que los elementos
utilizados en esta grandiosa aventura, deben ser mantenidos en unas
condiciones de uso inmejorables.
Quizá parezca egoísta, sí, pero desde luego, se presta al bien de todos.
Extracto de El libro de Emmanuel
Transmitido por Pat Rodegast
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